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Cervantes y la Berbería, Emilio Sola

Fecha:
29/02/2016
Mercado de esclavos en Árgel. Grabado del siglo XVII.
Fue a mediados de diciembre de 1993. José Monleón, director del Instituto Internacional del Teatro del Mediterráneo, convocó unas Jornadas y Mesas Redondas con el título de La huella del cautiverio en el pensamiento y en la obra de Miguel de Cervantes. A uno de aquellos coloquios había sido invitado Alloula Addelkader, por entonces director del Teatro Regional de Orán, pero excusó su presencia por un compromiso teatral de última hora. Pocos meses después, el 10 de marzo de 1994, sería víctima de un atentado. Fue asesinado a la salida de su casa en Orán, una tragedia más de la intolerancia religiosa y la vieja guerra del fanatismo contra la cultura. Tenía 54 años. Como actor había formado parte de la compañía del Teatro Nacional Argelino, también había protagonizado algunas películas. Era autor, entre otras, de una novela de carácter autobiográfico titulada El cielo está sereno, donde narraba el periodo de la guerra de Argelia a través de la relación entre un joven argelino y una chica francesa. En su labor de director teatral, puso en escena obras de Brecht, Molière, Goldoni, Gorki y Cervantes. Cuando meses más tarde se publicaron en papel aquellas ponencias –en las que participaron desde Luis Landero a Francisco Nieva– fueron dedicadas a Alloula Addelkader, ya que él supuso todo un símbolo para unas Jornadas que habían pretendido acercarse a la experiencia del cautiverio argelino de Cervantes, desde la perspectiva abierta a otros mundos, a otras culturas, en unos tiempos en que el fantasma del racismo y la xenofobia crecía en Europa. Veintitantos años después, aquel fantasma es hoy un monstruo corpóreo, supuestamente civilizado, aunque cargado de egoísmo e incomprensión que cierra fronteras y niega cualquier tipo de auxilio.

Regresar a la Berbería
Emilio Sola ejerció de Maitre de Conferences sobre Civilización española en el Departamento de Lenguas de la Universidad de Orán durante 15 semestres; de octubre de 1976 a febrero de 1984. El libro Cervantes y la Berbería (Ed. Fondo de Cultura Económica) se publicó por primera vez en 1995 y estaba dedicado por sus autores, Emilio Sola y José F. de la Peña: «A nuestros alumnos de la Universidad de Alcalá de Henares». En estas fechas de tenues conmemoraciones, cuando muchos aprovechan el momento para erigirse en supuestos descubridores de las etapas oscuras del escritor y otros deciden traducir El Quijote al castellano de hoy para que se entienda; regresar a las páginas de Sola y de la Peña, supone mucho más que un justo reconocimiento a sus autores. «La Berbería –nos aclaran en el prólogo– es el nombre con el que se designaba en el siglo XVI al actual Magreb, de Trípoli por el este a la costa atlántica marroquí por el oeste, tierras de la actual Libia, Túnez, Argelia y Marruecos». Escenarios de confusión en nuestros días. En la ciudad de Argel estuvo cautivo Miguel de Cervantes, desde que fuera apresado por los corsarios frente a las costas de Palamós en 1575, hasta que lograran liberarlo en 1580, tras reunir el elevado importe de su rescate, después de unos cuantos fallidos intentos de fuga.

Antonio de Sosa, compañero de Cervantes
Cervantes y la Berbería se apoya fundamentalmente en la Topografía e Historia general de Argel, editada por Diego de Haedo, al que durante mucho tiempo se le atribuyó la autoría de ese texto que, al parecer, sirvió para informar a los cervantistas del siglo XVIII sobre el origen alcalaíno de Cervantes; y fue con aquel dato como se encontró su partida de bautismo. Sin embargo, Emilio Sola demostró que el benedictino Antonio de Sosa, compañero de Cervantes en el cautiverio, fue el verdadero autor de una obra de la que una buena parte reeditó Sola en colaboración con José María Parreño en 1990, con el título de Diálogo de los mártires de Argel (Ed. Hiperión). Ese testimonio del sacerdote y teólogo Antonio de Sosa, sirve de algún modo para articular Cervantes y la Berbería, una obra que pronto descubrimos que se muestra mucho más ambiciosa en sus planteamientos espaciales y temporales, tal y como trata de aclarar el subtítulo: Mundo turco-berberisco y servicios secretos en la época de Felipe II. Con el Mediterráneo como telón de fondo, abarca desde la saga de los Barbarroja hasta la relación entre Hasán Veneciano y Cervantes frente a frente. Renegados y cautivos. La trayectoria vital del escritor en sus años más controvertidos, se perfila aquí con maestría, amenidad y el rigor que supone manejar una exhaustiva documentación. Tal vez por eso resulte tan recomendable su lectura, porque desde estas páginas entenderemos mejor la compleja relación de la sociedad argelina que se mostraba mucho más tolerante en materia religiosa e intelectual que la española. Allí convivían cristianos, moros y judíos, bajo el principio de tolerancia coránica. Descubrimos las aventuras de cautivos que narraría Sosa y que Cervantes utilizaría en algunas de sus novelas y piezas de teatro. Y se nos hará mucho más comprensible el entorno de El trato de ArgelEl gallardo español, Los baños de Argel, el relato de El cautivo, incorporado a la primera parte de El Quijote y hasta La gran sultana cuya acción se desarrolla en la lejana Costantinopla. Paradójicamente el cautiverio de Cervantes en Argel lo convirtió en un defensor de la libertad. Tal vez por ello la relectura del libro de Emilio Sola me haya evocado aquel asesinato de Alloula Addelkader, en Orán, la ciudad que ambos compartieron.

Emotivo Envío final
En sus páginas finales el libro contiene un emotivo recuerdo a Quisco de la Peña, al que Emilio Sola considera más que coautor. Mostrando un claro paralelo con aquella otra relación de Antonio de Sosa y Cervantes: «Siete años de conversaciones, desdichas y alegrías -declara Sola- de alguna manera comunes, son mucho y unen mucho. [...] No es extraño que de aquellas conversaciones, una delicia, surgiera la idea de un libro común...» y de una trilogía que lamentablemente no se llegó a consumar. El presente libro iba a ser la primera entrega. El último párrafo de esta obra imprescindible, resulta emblemático: «Vivir en Alcalá, enseñar en Alcalá, escribir en Alcalá. Tiempo real, tiempo histórico, tiempo literario. Así es la vida y vivir siempre es mortal».

http://eldigitaldemadrid.es/opinion/entre-libros-anda-el-juego/item/21641-cervantes-y-la-berber%C3%ADa-emilio-sola

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Acerca del autor:
Vicente Alberto Serrano
El Digital de Madrid

Acerca del libro:
Cervantes y la Berbería
Emilio Sola y José F. de la Peña