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La entretelas del mundo editorial actual

Fecha:
07/10/2018
La burocratización de la literatura, la obsolescencia de los Premios Nobel, la necesidad de leer libros, los malos lectores y la globalización de la novela son algunos de los temas tratados en el último libro del inglés Tim Parks, editado por el Fondo de Cultura Económica y titulado Desde aquí leo. Miradas al cambiante mundo del libro, que compila unos cuarenta textos escritos para The New York Review of Books. Las reflexiones de Parks ahondan en la necesidad del hombre de conocer nuevas historias, en la defensa del uso del libro electrónico, en los errores habituales de los traductores, en la tendencia del escritor a eliminar “obstáculos” que dificulten su comprensión en el extranjero y en la “desesperación de los editores por fabricar un éxito de ventas que pague las cuentas” con el menor riesgo posible. Parks alerta de la merma que supone para la literatura que los escritores con pretensiones internacionales apelen únicamente a tropos consolidados y compartidos globalmente, caso de Salman Rushdie y su ansia de triunfo.

Parks reconoce su escaso interés en el escritor noruego Per Petterson, porque “las inquietantes imágenes a las que recurre, el ritmo y la cadencia de sus frases están muy lejos de mis preocupaciones” y critica a Jonathan Frazen sin ambages. Y es que el autor advierte de que la ficción se está volviendo cada vez más autorreferencial y menos comprometida con sociedad alguna. Tim Parks considera necesario que todo escritor en ciernes conozca el conjunto de textos que aborda su propia cultura y dentro del cual puede ubicar su producción, algo fundamental, pues es en ese contexto nacional donde su obra debe encontrar sentido por medio de la incursión en la experiencia inmediata de su entorno. El reconocimiento de los detalles locales es esencial para apreciar lo que realmente importa, para experimentar intensamente conexiones y complicidades y corregir nuestras “reduccionistas formas de pensamiento”.

Sin embargo, hay afirmaciones de Parks discutibles: por ejemplo, asevera que toda obra de autor de renombre se lanza simultáneamente en todo el mundo (solo se da ocasionalmente), que premios como el IMPAC o el Montello están creciendo “rápidamente en cuanto a prestigio se refiere”, aunque son desconocidos para los lectores iberoamericanos, y manifiesta que “algunos autores cambian sus historias y su estilo de forma bastante contundente” en lugar de entender ese cambio como una evolución. También hay alguna valoración excéntrica, como la que sostiene sobre los derechos de autor, porque según Parks “el vencimiento de los derechos de autor es una concesión a los sueños de inmortalidad del autor a expensas de la familia”. De igual modo, realiza una crítica frontal al Premio Nobel, que ha adquirido una “loca importancia” sin sentido ante la imposibilidad de que el fallo pueda ser realmente equitativo y no un reconocimiento a escritores disidentes, al tiempo que pone en tela de juicio (razonablemente) el Nobel tanto a Darío Fo como a Elfriede Jelinek.

El autor resulta condescendiente con las tribulaciones del aspirante a escritor, se queja del constante “sesgo positivo” de las biografías de escritores, analiza el componente biográfico de las novelas y la conveniencia de desentrañarlo (la continuidad entre escritura y vida puede alterar e intensificar la recepción de la historia narrada), así como rechaza el “deseo por convencerse de que la escritura está al menos tan viva como la vida misma”, una convención necesaria para el pacto ficcional con el lector.

A lamentar algunos despistes del traductor, como el de la página 48, cuando traduce fuera de lugar en vez de fuera de juego. No obstante, estamos ante un libro esclarecedor, perspicaz, de gratificante exégesis en el que Faulkner, Chejov, Thomas Hardy, D. H. Lawrence no escapan de la pluma sutil de Parks.
-“Los escritores de la posguerra en África o India que habían elegido escribir en inglés y francés para la comunidad internacional no solo nos ofrecían un exotismo superficial y de fácil consumo, sino que al hacerlo también volvían menos probable que un público occidental hiciera el esfuerzo de leer a los autores que se estaban expresando en los idiomas locales y nos ofrecían algo verdaderamente nimbado de “otredad”, ajeno al paquete de la novela occidental que estamos acostumbrados”.

-“En la Europa de hoy se lee cada vez menos acerca de la sociedad inmediata en la que uno vive. Ayudar a los jóvenes escritores en su lucha por encontrar una voz que consideren propia, un estilo que pueda impregnar lo que escriben con un sentido de necesidad y urgencia, me hace recordar lo que es, o era, un canon literario, y a qué fin servía.”

“Cuantos más libros malos se terminen de leer, menos tiempo habrá para empezar libros buenos”.

“En Italia, donde yo vivo, se piensa que un autor no llega a la palestra hasta que no haya sido publicado en Nueva York”.

Fuente:
http://casadelacultura.gob.ec/pdfrevistas/suridea34.pdf
  

Acerca del autor:
Carlos Ferrer
SurIdea

Acerca del libro:
Desde aquí leo
Tim Parks