Rafael Cadenas
Rafael Cadenas nace un día de abril de 1930 en Barquisimeto, ciudad antiguamente llamada Nueva Segovia. Cerca de ella terminan o comienzan los Andes, según se mire. Sus libros de poesía —Una isla (1958), Los cuadernos del destierro (1960), Falsas maniobras (1966), Intemperie (1977), Memorial (1977), Amante (1983) y Gestiones (1992)—, así como los de prosa —Apuntes sobre San Juan de la Cruz y la mística (1977; 1995), Realidad y Literatura (1979), Anotaciones (1983), En torno al lenguaje (1985), Dichos (1992)— están recogidos en Obra entera. Poesía y prosa (1958-1995) (FCE, 2000; 2009). Reunió las traducciones hechas por él en El taller de al lado (2005). Es profesor jubilado de la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela, donde impartió clases de poesía española y norteamericana.
Le asombra, nos cuenta, el misterio inexpugnable de la realidad y tiene mucho interés en la filosofía, en el estudio de la psique y también en concepciones como el zen, el taoísmo, el hinduismo y algunos místicos occidentales. En política, le preocupan los nacionalismos, las dictaduras de cualquier signo y las ideologías. Está en contra de la destructividad humana, producto de las desmesuras del ego. Durante toda su vida ha defendido la democracia, la pluralidad y la convivencia, factores civilizatorios imprescindibles.
A lo largo de su carrera ha recibido numerosos reconocimientos, entre ellos: el Premio Nacional de Ensayo (Venezuela, 1984), el Premio Nacional de Literatura (Venezuela, 1985), el San Juan de la Cruz y el Internacional de Poesía J. A. Pérez Bonalde (1992), así como una beca de la Fundación Guggenheim (1986) y los doctorados honoris causa de la Universidad Central de Venezuela y de la Universidad Simón Bolívar. También fue galardonado en México con el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances en el año 2009. En 2018 le fue otorgado el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y en 2022, el Cervantes. El jurado de este último quiso destacar «la trascendencia de un creador que ha hecho de la poesía un motivo de su propia existencia y la ha llevado hasta alturas de excelencia en nuestra lengua».
Fotografía de Henry David Páez (2023).